A modo de presentación....

Siempre me ha gustado escribir, cuando una emoción me desborda y los sentimientos se me alborotan, escribo.....
Este rincón parece un buen lugar para compartir todo eso que escribo y también aquello que no me pertenece y que, recogido de diferentes fuentes, he tomado prestado.....
Y ya puesta a compartir, os dejo una relación de mis libros favoritos, una pequeña y variada muestra de la música que me gusta con enlaces a YouTube, algunas noticias y artículos de actualidad o divulgación...., en fin, de todo un poco


jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad diferente?, no del todo…..

 


La situación que vivimos desde el mes de marzo resulta tan insólita, tan irreal, que a veces pienso que estamos viviendo dentro de una película, convertidos en protagonistas de una historia cinematográfica de ciencia ficción.

Pero no, lo que nos está sucediendo es real, tan real y tan insoportablemente duro, como los miles de fallecidos y enfermos ingresados en hospitales, como las miles de familias que han perdido su trabajo, su casa, su sustento….

No pudimos celebrar las Fallas de Valencia, la Semana Santa, la Feria de Abril ni las Hogueras de San Juan, hace meses que no pisamos un cine, un teatro, que no tomamos una caña en compañía de los amigos y lo peor de todo, que no nos ABRAZAMOS con nuestros seres queridos.

Y ahora, cuando este puñetero año 2020 está próximo a finalizar, la mayor preocupación parece ser que es “salvar la Navidad”. Y yo me pregunto… salvarla? de qué?, somos nosotros, los seres humanos de a pie, quienes nos podemos contagiar, quienes podemos acabar en una UCI o peor aún, marcharnos para siempre, junto al año que finaliza.

Toca vivir una Navidad diferente, sí, pero no del todo, porque salvo las restricciones impuestas por los gobernantes en cada territorio, encaminadas a reducir el número de personas que pueden reunirse para comer o cenar y a limitar el horario en el que se puede circular libremente y el perímetro por el cual se puede transitar, salvo eso, repito, seguimos preparando la Navidad con la misma frenética actividad de consumir, de comprar, de gastar.

A nada que pises la zona centro de una ciudad cualquiera, se observa el mismo ajetreo, las mismas aglomeraciones en calles, tiendas y centros comerciales, como si la pandemia no existiera, si no fuera porque todo el mundo va provisto de su correspondiente mascarilla y que en todos los lugares a los que accedas, está el dispensador del hidrogel, esta Navidad no tendría nada de diferente a las de otras muchas navidades…. La gente abarrota las calles más céntricas y se colapsan los espacios comerciales, con el ansia de comprar, regalos, complementos, alimentación, etc, como si no hubiera un mañana.

Esta pandemia debería servirnos para reflexionar, para cambiar muchas cosas, nos movemos en una sociedad tan global y consumista que la Navidad ha perdido toda su esencia y se ha convertido en un gran acontecimiento comercial.

Incluso los más pequeños la viven con el afán de pedir y acumular muchos juguetes, no viven la magia de la ilusionante espera de la noche de Reyes, como la vivimos los que fuimos niños el siglo pasado, adquirimos en su momento tradiciones ajenas, como la de Papá Noel, sin abandonar las nuestras, con lo cual, se ha duplicado el gasto y el consumo, pero me temo que no de igual modo la ilusión.

En fin, que si por “salvar” la Navidad se entiende, el hecho de que no dejemos de consumir, si lo que preocupa es que se vea perjudicada la economía o que no podamos poner una gran mesa en Noche Buena o el día de Navidad, o que tengamos que prescindir del intercambio de regalos y del “amigo invisible”…. creo que nos estamos equivocando.

Cuídémonos y salvémonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean, extremando las precauciones, atendiendo las recomendaciones sanitarias y cumpliendo las normas, no porque nos vayan a multar, sino por responsabilidad particular e individual.

De todos nosotros depende sobrevivir a esta pandemia y aprender de ella, prescindir ahora de muchas cosas que nos gustaría realizar, nos puede proporcionar la posibilidad de llevar a cabo muchas otras cosas, cumplir sueños e ilusiones, cuando esta pesadilla pase.

Lo más importante es estar vivos y sanos, eso es lo que hemos de salvar, la VIDA!

Carmen Rocamora

(contadora de historias)

23 de diciembre de 2020

 

martes, 19 de mayo de 2020

Encuentros en la I Fase…..


Hoy nos hemos reunido en casa
de acuerdo con la legalidad vigente
y provistos de mascarillas…
8 adultos, un niño y un bebé

La primera vez, después de 70 días
que nos vemos las caras todos a la vez
en vivo y en directo
para compartir un bizcocho y un café

Mateo, el bebé, nos miraba perplejo
pero ha encajado muy bien
eso de ver por primera vez
diferentes caras distintas a mamá y papá

Ángel, el niño, ha saludado veloz
y se ha ido directo a ver a las perritas
a las que ha podido regalar
las caricias y abrazos que no nos puede dar

Una vez más, la sabiduría infantil
me alucina…
y una vez más, guardando la distancia
y con mascarilla
he sentido el calor de mi familia

Bienvenida Fase I, sigamos!
que hoy se ha echado de menos
a quienes sumaban más de diez
y se les tiene muchas ganas de ver…

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
18 de mayo de 2020 (aunque son las 3:50 de la madrugada del 19)

sábado, 16 de mayo de 2020

La magia de una sonrisa…



Hoy he visto a mi príncipe
después de más de dos meses
y me ha dicho tantas cosas
sólo con su mirada
con sus ojos sonrientes

Que no poder abrazarle
y achucharle como quisiera
ha sido más llevadero
de lo que había imaginado
y los dos hemos consensuado
aplazarlo para más adelante

Hoy me han bastado sus ojos
y unas breves palabras
para sentir, que sigo siendo su nana
y que ese vínculo especial
que le une a nosotros
sigue intacto, o tal vez más fuerte

Hoy he experimentado
la magia de una sonrisa
sin los pliegues de una boca
y he sentido que
frente a los sentimientos
de un niño y sus abuelos
no hay virus que se interponga

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
15 de mayo de 2020

domingo, 26 de abril de 2020

Domingo de confinamiento…



La situación que estamos viviendo nos está afectando a todas y a todos, sin duda alguna, con independencia de cuales sean las circunstancias de cada cual, en lo personal, económico y social, que ese tema sería muy extenso de tratar y sobre el que únicamente puedo aportar que soy consciente de la situación privilegiada que tengo, con respecto a otras personas y a otras familias. 

Y dicho esto, voy a lo mío, a lo que para mí supone lo peor del confinamiento, que no es ni más ni menos que el alejamiento forzoso de mi pequeña familia, el no poder verles, tocarles, abrazarles… si ya sé, no estoy descubriendo nada que no sienta cualquiera, claro que sí, pero es que en mi caso, el domingo es el día de juntarnos todos en mi casa y de cocinar para ellos, una de las cosas que más satisfacción me produce y por las que más vale la pena haber parido dos hijos y tener dos nietos….

Preparar desde la tarde anterior o desde primera hora de la mañana la comida, intentando innovar a veces y recurriendo otras a los platos que sé que más les gustan, disfrutar haciéndolo, con paciencia y calma, porque es como mejor resulta cualquier plato y porque a estas alturas ya estoy yo muy lenta y he de hacer las cosas así, con calma, muchaaa calma….

Intentar tenerlo todo preparado para cuando ellos empiezan a llegar, para que no me encuentren liada todavía entre fogones, aunque a veces eso no lo consigo, la verdad, pero tiene el encanto de que comenzamos las charlas todos juntos en la cocina, mientras picamos algo y tomamos un vermut o una cervecita.

Disfrutar de las charlas de Ángel, mi nieto mayor, que ya está hecho un hombrecito y participa en las conversaciones como si ya fuera un adulto, es divertidísimo escucharle…., de los cambios que a diario se van viendo en Mateo, el chiquitín, aunque este dichoso confinamiento nos está impidiendo participar en vivo y en directo de sus avances, sus intentos de charlar, balbuceando los típicos “ajos”, sus risas, su curiosidad que ya empieza a ser evidente….

Compartir experiencias, preocupaciones, proyectos, opiniones…., mientras se prepara la mesa, mientras comemos y con el café y la sobremesa llegan las bromas y las risas…., porque en esta familia, la risa es una constante y la estoy echando muchísimo de menos….

Hoy, un domingo más de confinamiento, siento una enorme tristeza por no teneros aquí, por no poder cocinar para vosotros, por no poder abrazaros, achuchar a mis dos pequeñines y compartir charlas y risas…., para aliviar un poquito esta sensación, imagino que os tocó vivir fuera, en otro país, por motivos de trabajo y que pronto, muy pronto, tendréis vacaciones y podréis venir a visitarnos…. En realidad, es lo que probablemente les sucede a muchas familias, sin necesidad de que exista un confinamiento…

Nuevamente y por encima de todo, un domingo más de confinamiento, a pesar de la tristeza que siento, agradezco la suerte que tengo!

Buen día a todas y a todos, mañana quedará un día menos para abrazarnos!

Carmen Rocamora
(contadora de historias)
26 de abril de 2020